Cansado y desvelado tocaba en una noche gris,
mi alma entristecida no tenia mas que el consuelo
de su propia música, ella me llamaba con palabras sutiles
tratando de encender mis instintos fríos.
Oscura como el pensamiento, cabello rebelde y labios
enrojecidos con su veneno, dispuesto a dar el placer
mas promiscuo y sin vergüenza, me arrancabas el
aburrimiento.
Mi alma hambrienta, necesitada de caricias,
mordía mis palabras de poeta mal querido,
de sentimientos esclavos del amor, la locura
y otras miserias humanas en este mundo dividido...
Sus uñas filosas como navajas rasgaban la piel
de mi espalda, dejando sonar las cuerdas de los sollozos
efímeros de sus lamentos, rompiendo el silencio nocturno
Una pequeña explosión en su universo interior
escurría entre sus piernas, la humedad se extendía
no grites mi nombre porque al final será lo que menos
recuerdes,
no hagas pausas, solo aumenta las notas,
en el pentagrama de tu piel, el placer perdura conmigo,
aun no pienso terminar, soportaremos la culpa
sonriendo a espaldas de aquel que se dice ser tu dueño.
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